17/5/14

La sombra que perdió su niña.

 Cuando perdió su sombra, no se lo contó a nadie. Tenía miedo de que todo el mundo se fijase en ella y le mirasen como a un bicho raro. Era una niña tímida y más madura de lo que le correspondía para su edad. Pensó que si caminaba por la calle, por el lado donde daba la sombra de los edificios, nadie echaría en falta la suya. Se preguntó dónde habría ido a parar. Nunca había hecho nada parecido, a pesar de que millones de veces, había jugado a pisarla y a librarse de ella, sin éxito. La sombra, por su parte, se encontraba paseando por las calles de una lejana ciudad. Se distraía jugando en los parques y hablando con todas las sombras que se cruzaba por el camino. Era una sombra un tanto introvertida, pero últimamente se envalentonaba y no le daba miedo meterse en ningún lío. Su vida en solitario iba a las mil maravillas, y se divertía mucho con los amigos que iba haciendo. Nunca eran las mismas sombras que se juntaban, de hecho, a algunas no volvía a verlas.
 La noche era el momento cumbre para las sombras traviesas: Las calles y parques rebosaban de ellas. Al amanecer, justo a la salida del sol, la mayoría de ellas corría al encuentro de sus cuerpos. Él, la sombra que por algún motivo se consideraba a si misma masculina, prefería quedarse deambulando entre el bullicio de la ciudad durante las primeras horas de la mañana, acompañado por alguna otra sombra. No obstante, tarde o temprano todas volvían a sus respectivos cuerpos, por lo cual no le quedaba más remedio que hacer lo mismo. Sin embargo, esta vez no podía.
 Ese día en que el cuerpo dejó su sombra, o quizás la sombra dejó su cuerpo, el mismo día en el que la niña se dio cuenta que le faltaba la misma, conoció a otra sombra que, como a él, no le gustaba marcharse al amanecer. En poco tiempo, quizás muy poco, se hicieron grandes amigos. Pasaron momentos muy divertidos e incluso se aislaron del resto de las sombras y, tristemente, se olvidaron de sus cuerpos. Encontraron que tenían muchas cosas en común, y les gustaba hacer miles de travesuras juntos. A veces se colocaban junto a la sombra unida de algún viandante y hacían posturas para que pareciese que, este, tenía una sombra mutante; mientras la sombra original trataba de desprenderse de ellos a empujones. Trepaban por los edificios y se sentaban a contemplar la ciudad desde las alturas. Se bañaban en las fuentes públicas. Se colaban en los cines a ver películas, sin preocuparse por la hora. En fin, se aislaron de tal forma que ya no se fijaban en nada más que ellos mismos.
 Luego de unas horas, cuando el sol ya se ocultaba en el ocaso, la otra sombra le preguntó por qué se había escapado de su cuerpo. Él le contó que la niña de su cuerpo era demasiado tímida, que nunca se atrevía a hacer las travesuras que a él le apetecían hacer, y que era una chica demasiado tranquila. No obstante, admitió que nunca la quiso dejar realmente, y que se perdió la noche anterior, cuando no se reflejaba gracias a la ausencia del brillo de la Luna. Maldijo el hecho no haber permanecido ligado a su cuerpo en una ciudad que no conocía. La situación fue que su dueña, la niña, estaba de paseo en Mendoza. Él había aprovechado una parada del coche para tomar aire, mientras echaban gasolina, y su niña dormía plácidamente en el asiento trasero. Como la curiosidad lo mataba, se fue por unos minutos, pues quería conocer el sitio donde se habían detenido, pero cuando se quiso percató de ello, era demasiado tarde: El coche ya se había puesto en marcha y se encontraba muy lejos. Por más que lo intentó, no consiguió alcanzarlo. Luego él le preguntó lo mismo a su amiga, y esta le contestó que no tenía ganas de hablar de ello. Solo le dijo que se había separado de su dueño hacía unos días, y que no quería volver a verlo.
 Al día siguiente, la sombra de la niña se despertó y se puso a buscar a su amiga para salir a recorrer la ciudad. Lo extraño fue que no la encontró. La buscó incansablemente, por todos los lugares que habían recorrido el día de ayer: Cada rincón donde pararon, cada punto de descanso, cada espacio que ocuparon, pero nada. Finalmente, llegó a donde se habían conocido el día anterior. Notó una silueta en el lugar y se alegró al ver que era su compañera, pero eso no era todo, pues su amiga estaba unida a un cuerpo. Sin desperdiciar un momento, y en una voz muy baja para ser oída por el cuerpo, le preguntó a la sombra el porqué había vuelto a su cuerpo, si ya no quería divertirse consigo. La respuesta que esta le dio fue tan escalofriante como desconcertante: Al parecer, las sombras no deben perder nunca un contacto absoluto con sus dueños, o de lo contrario, su cuerpo desarrollaría otra sombra, solo que sin la gracia y viveza de la sombra original; y al ocurrir esto, la sombra anterior desarrollaría otro cuerpo, solo que sin el alma de su cuerpo predilecto, y sin el poder de volverse a separar de la misma. Regresar a sus cuerpos a la salida del sol, era una garantía de que esto no ocurriese, pues un cuerpo en la oscuridad, sin ningún reflejo que lo ilumine, no siente la falta de su sombra, pero en cuanto es enfocado por los rayos durante unos cuantos minutos, la regenera. En cuanto el cuerpo regenera su sombra, de la anterior nace un nuevo cuerpo. Si él todavía no había desarrollado un cuerpo, significaba que su niña no se había dado cuenta de la falta de ella, lo cual debía de ser porque le habría pasado algo grave y/o no había tenido oportunidad de salir a la calle. Se despidió y encaminó por la ruta donde se había ido el auto que llevaba a su dueña, un poco abatido, pensando en lo que había pasado a su amiga. Sabía que echaría de menos esos momentos que habían pasado juntos, y le aterraba tener un cuerpo sin alma como ella. Pensó que a lo mejor algún día, el destino le llevaría a encontrarse nuevamente con el cuerpo sin alma de su amiga, y quizá entonces también podrían volver a hacer travesuras.
 Siguió la ruta por donde se había ido su sombrista durante todo el día. Al siguiente, viendo que el todavía no había desarrollado un cuerpo, se preocupó más por su dueña, puesto que nadie pasa tanto tiempo sin tomar sol. Cuando ya había recorrido un extremadamente largo trayecto, pensando en darse por vencido, absorto en sus pensamientos, e intentando no salirse de la sombra para no ser descubierto sin cuerpo, se encontró con que estaba en un sitio familiar. Reconocía el lugar: Era la plaza principal de la ciudad donde vivía su dueña. Su silueta dio un salto de alegría y comenzó a buscarla con la vista, puesto que ella solía frecuentar mucho ese sitio. Allí la encontró. Estaba jugando tan tranquila, ajena a todo lo que le rodeaba, bajo la sombra de un árbol, oculta del sol, y con una sombrilla en la mano. Él supuso que la usaba para cubrirse cuando caminaba al sol, para que nadie se diera cuenta que le faltaba. Estaba tan feliz y sintió una infinita ternura al ver que ella le había guardado su ausencia. Se había mantenido en la sombra y por eso él no había desaparecido. Pensó que no podía haberle tocado una niña mejor que aquella, y solo por eso, decidió cometer una locura: Se posó frente a su niña y con un gesto gracioso, la saludó. Ella, feliz por encontrarla, saltó a su encuentro, bajo la luz del sol. Él empezó a borronearse y a desteñirse, convirtiéndose en una mancha más bien grisácea. Su dueña comenzó a angustiarse, pero él la contuvo y le explicó que no había porque hacerlo: Ella conseguiría una nueva sombra, que siempre la acompañaría y cumpliría su rol de sombra a toda hora; y él un nuevo cuerpo, con el cual podría jugar, charlar, proteger y acompañar a la niña para siempre.

16/5/14

El peligroso arte de la escritura

 Si bien hay veces la facultad me hace desear nunca haber aprendido una sola letra, amo escribir.
 A veces escribo para desahogarme, utilizándolo como catarsis. Otras veces por inspiración, producida por ataques de creatividad espontánea. Y de vez en cuando por simple entretenimiento para pasar el rato, creando historias, plasmando reflexiones, tipeando pensamientos, como sucede en este mismo instante.
 La escritura es muy poderosa. A través de la misma podemos ver, sentir u oír cosas que físicamente no se nos presentan en el momento.
 Debemos tener cuidado a la hora de leer o escribir, sea lo que sea, porque ambas son actividades que pueden tanto abrir como cerrar mentes.
 Lápiz y papel son capaces de liberar ese poder, el de la imaginación. Dicho poder puede utilizarse para el mal, como en el caso de un mal contrato, una ley injusta, una mentira, una ofensa… O para el bien, como una protesta, un pasatiempo, una reflexión, una verdad.

15/5/14

Sobre la soberbia y los amigos de verdad

"Sinceramente, no tengo idea del por que muchas personas, como yo, somos así... Supongo que es algo innato. Yo entiendo que soy muy frío, y aunque a veces quiera mostrar mis sentimientos, no puedo. Hay algo que me lo impide, siento algo como si al hacerlo, fuera a ser mas sencillo que me hieran."
Quizás pasaste por eso... Seguramente la mayoría de los humanos ¿Sabes? Creo que la única forma de cambiar, es tener seguridad, eso creo. No, para, no creo, sé que la única forma de que eso pare, es teniendo seguridad, confianza en uno mismo, y una buena autoestima.

Si sos muy simpático y amistoso, siempre, en la vida, habrán personas que se aprovechen de ti, siempre, ley de la vida, hecho innegable. Por eso te cansaste de que sucediera y, en determinado momento de tu vida, digamos que "activaste un sistema de defensa","un mecanismo de protección" contra los demás. Te cerraste amigo, te cerraste...
Te lo digo porque yo lo pasé en un momento de mi vida... Cuando esto ocurrió me puse frío, duro, y soberbio, al punto de ser completamente indiferente a todo y a todos. Es feo, muy feo. Y también triste, muy triste. Pero por sobre todo, es incorrecto, muy incorrecto. No hay porque ser así. No seas así, por favor ¿Querés terminar como lo estuve yo? ¿Hablando con un diablo interno e imaginario, contándole todas tus desgracias para no morir de la angustia existencial, todo por no tener un puto amigo que te entienda? O eso pensaba... Tardé en notar que había gente que, a pesar de mi estupidez, de mi narcisismo, de mi desprecio, todavía me quería, me cuidaba, y trataba de entenderme. Esas personas, se llaman AMIGOS.
Cuida a tus amigos, tus verdaderos amigos, los que están con vos en las buenas, pero sobre todo en las malas, los que te hacen darte cuenta cuando te estás yendo a la mierda. Confía en ellos, en esas personas que vos denominas tus amigos, no en los que se autodenominan amigos tuyos (Ojo, mirá a tu alrededor, la vida no es una calesita y este no es un mundo de felicidad)
¿Y por qué hablo tan bien de los amigos? Debo tener los mejores del mundo. Pues, si. Un amigo fue justamente quien me sacó de este quilombo. Un chico que no teme decir las cosas cara a cara y lo más sinceramente posible. Él me ayudó con la soberbia, la frialdad y todo eso. Juro que hoy daría la vida por él, pues estoy eternamente agradecido, y en deuda, con él.

Cuida a quienes tienes. Cuida tu ego. Cuida tu mirada, tu pensamiento, tu palabra, tu acción y tu vida. Sé feliz.

13/5/14

Sobre el ego y la autoestima

Tú, en este momento, estás sentado en tu computadora. Eres una persona que tiene sueños, ambiciones, y metas. Existe una buena posibilidad de que estés trabajando para cumplir esos sueños (Bien por ti), pero también existe una muy grande posibilidad de que no lo estés haciendo, y probablemente ni siquiera tengas idea de porque. Así que toma esto como una pequeña guía o motivación para lograr tu sueño. Es una opinión personal, pero… Quizás te sirva:

Punto uno: Convéncete a ti mismo. Yo soy una persona que cree que todos somos capaces de hacer absolutamente todo, lo único que necesitas es motivación, trabajo, y creer en ti mismo. Digamos que quieres ser jugador de fútbol: El primer paso para ser jugador de fútbol es que tú te lo creas. Que te mires al espejo y digas “Voy a ser el mejor jugador de fútbol que el mundo ha visto”. Tienes que empezar tú a creértelo. Pero con creértelo no basta, también tienes que trabajar. Si te levantas a las doce de la tarde y entrenas dos horas, probablemente vas a ser un buen jugador de fútbol, pero te aseguro que en algún otro lado hay una persona que se está levantando las ocho de la mañana está entrenando cuatro horas diarias, y probablemente hay otra persona en algún otro lado que está levantando las seis de la mañana y está entrenando ocho horas diarias. Porque si amas, por ejemplo, el fútbol, y quieres ser como Messi o Cristiano Ronaldo, tienes que entender que ellos llegaron ahí con trabajo y con esfuerzo. Puede decir “Ahh, es que ellos tienen talento”. Perdón, pero para mí el talento es una excusa, el talento solo facilita algunas cosas. Obviamente hay personas que tienen más facilidad para hacer algunas cosas que otras personas, pero eso sólo quiere decir que tú te vas a tener que forzar un poco más, pues nadie llega a ningún lado solo con talento.

Punto dos: Mira siempre hacia delante. En la vida, hagas lo que hagas, siempre vas a tener personas que te quieren hundir, y hagas lo que hagas, siempre vas a tener un grupo de personas que te van a estar diciendo “Retírate” o “No sirves”, personas que se van a tomar el tiempo y el trabajo de mostrarte a ti que no vas a cumplir tus sueños, o más importante, van a tratar de dañarte, porque, cito a Will Smith en una de sus famosas películas “Las personas que no son capaces de cumplir sus sueños, suelen decirte a ti que tu tampoco vas a cumplir los tuyos”. Tú eres capaz de lograr lo que sea que te propongas, nunca dejes que nadie, repito, que nadie te diga hasta dónde eres capaz de llegar, la única persona que puede ponerse límites eres tú. Si tú quieres llegar al otro lado del mundo, lo vas a hacer; si tú quieres ser la mejor bailarina de ballet, lo vas a hacer, si tú quieres ser astronauta y llegar a la Luna, lo vas a hacer. Y no es fácil, nunca es fácil, pues todo lo que realmente vale la pena en esta vida es difícil. No importa cuántas veces te quieran derribar, ni siquiera importa cuántas veces lo logren, tú te vas a levantar, te vas a sacudir el polvo, y vas a seguir adelante. Vas a tener días malos, días en los que simplemente te quieres rendir, días en los que dices “¿Que mierda estoy haciendo?”, pero no lo vas a hacer, no te vas a rendir, te vas a poner de pie nuevamente y vas a seguir, porque mientras estés haciendo algo que amas, todo lo demás no importa.

Punto tres: No estudies una carrera que no te gusta. Solo porque te va a dar dinero, porque va a hacer feliz a tus padres. Con todo el respeto de los padres, tu vida es tuya y tú eres la única persona que puede decir en qué invertir su tiempo. Y aunque van a haber muchas personas que no te apoyen en lo que estaba haciendo, cuando vean que te apasiona, cuando vean tu trabajo, cuando vean que pones tu corazón en lo que estás haciendo, van a terminar apoyándote igual. Si tú pones tu alma y tu corazón en lo que estás haciendo, no tiene porque no funcionar. Cuando tengas 90 años y estés muriendo, ¿Qué vas a querer decir? “Dediqué toda mi vida a algo que no me gustaba” o “Dediqué toda mi vida a hace algo que amaba, algo que me gustaba”.
El dinero va y viene, pero la felicidad de hacer algo que amas con el corazón no tiene precio, así que… ¿Que carajo estás haciendo ahí sentado? Levántate y ponte a trabajar en tu sueño, el mundo puede ser tuyo si quieres, solo tienes que salir y tener el valor de tomarlo con tus propias manos.
Vive tu vida en la forma en que se dé la gana, todos tenemos una sola oportunidad, una sola vida. ¿La vas a desaprovechar haciendo algo que no te gusta, o la vas a aprovechar haciendo algo que amas?

Tú puedes.