*Un billete de 50 pesos
*2 bolitas
Me quede pensando…
Ojeé el billete, lo sostuve en mi mano un momento. Nada. Ninguna sensación en mí. Imagine las cosas que podría hacer con él, que maravillas podría comprar, los descuentos que habría de aprovechar, lo que sucedería si lo invirtiera en la bolsa y ganara el triple, o lo que pasaría si lo gastara en un billete de lotería y me ganara 100 veces su valor, pero nada.
Deje el billete sobre la mesa y saqué del bolsillo las 2 bolitas. No se veían especiales, eran dos aburridas, comunes y corrientes bolitas. Ni siquiera eran de las “lecheras” o las “argentinas”, sino de las simples, es más, una está bastante gastada de tanto uso. Sin embargo, grandes emociones me sacudieron al verlas, y recordar el tiempo que pasé con mis primos, jugando con esas mismas bolitas. La vanidad que se tenía cuando por puntería (O suerte) le pegabas a dos a la vez, la bronca e ira al errar el tiro estando a 7 cm de tu rival, la fe y esperanza que se depositaba en esa última bolita cuando ya habías perdido todas las demás, la alegría que surgía cuando embocabas al hoyo, y la pena que tenias cuando perdías una bola. Todas aquellas emociones pasaban por mi cabeza junto con esos hermosos recuerdos, mientras las sostenía. Esas bolillas tienen un gran valor sentimental para mí.
También las puse en la mesa. Miré los objetos un largo rato. Pensé: Cuál era el urgente, es decir, el que nunca falta o nunca falla, y cual el importante, es decir, el que nunca debería faltar pero aunque a veces escasea.
Al comienzo vi las cosas de un modo capitalista, por su lado económico, en el que el dinero es lo importante, lo que todos deberían tener, aunque siempre falta y nunca alcanza. Y las bolitas son lo urgente, lo que siempre hay, o por lo menos lo que siempre debería haber, en vez de objetos con precios elevadísimos que no sirven para nada más que vaciar las mentes y romperse en 3 años cuando la garantía dura 6 meses, y los cuales son vendidos a cualquier boludo que se cree las mentiras de la propaganda en el que lo vio, la cual le hace creer estúpidamente que necesita dicho producto, y lo hace despilfarrar la plata en él, por lo cual carece de dinero para lo que es realmente necesario, o mejor dicho, lo importante. Pero preferí tomarlo de una forma sentimental, en beneficio a mi felicidad: Lo importante son las bolitas, la alegría en sí y el divertirse con ellas, disfrutando las pequeñas cosas de la vida, lo cual tristemente no pasa por la cabeza de mayoría de las personas. Lo urgente es el dinero que, mirándolo de un modo emocional, nunca falta y casi nunca es necesario, pues el dinero no hace la felicidad, aunque muchos crean lo contrario.
Finalmente, me lo imagine con normalidad, o como lo llamamos algunos, realismo, y siempre ocurre lo mismo: “LO URGENTE NO DEJA TIEMPO PARA LO IMPORTANTE.”
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