23/1/12

El octavo mandamiento

 Cuando era chico, quizás desde los 10 hasta los 12 años, mientras yo jugaba a lo que fuera con mi hermanita, y ella se enojaba porque iba perdiendo o porque yo le reprochaba que hacia trampa, ella fingía llorar, y por ende, me retaban a mi, el mayor. Esto sucedió incontables veces con mi hermanita, y algunas pocas con mi otra hermana. Las cagadas a pedos eran desde un grito con mi nombre o un "Deja de molestar a tu hermana", hasta un chancletazo en la cara o patadones en el culo, y nunca me creian, NUNCA, solo una vez que la atraparon apretándose los ojos para que le brotaran las lagrimas.
 El punto es que me fui acostumbrando a jugar solo, ya que sabia que si jugaba con ellas, me iban a retar sin motivo, ya que las hijas de puta, en otras palabras, MENTÍAN, motivo por el cual odio a los mentirosos.
 Ya de grande, crecí y viví con la idea de que no podía confiar en nadie, ya que si uno ni siquiera puede contar con que sus hermanos/as le digan la verdad, menos con un desconocido o un amigo.


 En fin, a lo que quiero llegar es al motivo por el cual odio a todos, bueno no se si odio, pero es lo que detesto de cada persona, sea quien sea. Es muy simple si relees el texto, o si simplemente estuviste prestando atención: ODIO a los mentirosos + TODOS mienten = ODIO A TODOS

P.D: NUNCA miento. Es muy odioso hacerlo. (Mentira, si lo hago, mas que nadie, y lo hago tan bien que las mentiras se convierten en verdades).